abril 30, 2006

Estudiantes inocentes!




En una fría y oscura tarde de día lunes 1 de mayo, cuando me dirigía camino al colectivo para llegar a mi humilde morada. Mientras esperaba que éste se llenara de pasajeros para poder partir de una buena vez, conversaba con mi amigo el chofer. Siempre dialogamos de la vida, de experiencias extrañas con los pasajeros frecuentes y yo le comento acerca de mi vida de estudiante universitario.


Cuando el colectivo ya había repletado sus cómodas butacas, salimos del estacionamiento. Pasábamos por la intersección de calle Benavente con Juan de Dios Peni y mi amigo el chofer me pregunta ¿Qué fue lo que paso el otro día aquí que hubo una manifestación?


Muy conversadora pero poco informada, resultó ser la señora que metió su cuchara en nuestro diálogo. Fue así que inútilmente señaló: "Usted sabe pue, si los estudiantes no saben por que reclamar, les gusta hacer destrozos"


Con muy buenos argumentos, le expliqué a mi nueva amiga la pasajera, que estaba equivocada. Y es cierto, como estudiantes sabemos que simplemente se lucha por los derechos que nos han sido negados por una mala administración de los recursos.


El problema es, cuando las manifestaciones estudiantiles pierden su rumbo y se transforman en agresivos debates políticos y sociales. La protesta por la que me preguntaba mi amigo el chofer, tenía como uno de sus objetivos, reclamar por los créditos universitarios que por un enorme error, dejó a los hijos de familias de muy pocos recursos, fuera del sistema de educación superior.


Pero lo lamentable de toda manifestación, es cuando los que participan de ella, provienen de cualquier otro lugar, menos de la universidad y comienzan a agredir a la siempre vilipendiada fuerza pública y a gritar consignas a favor de la liberación mapuche (que fue lo que ocurrió ese día) un tema igual preocupante, pero ajeno en ese momento, a lo que a los estudiantes les compete.


Para colmo, la prensa regional aprovecha sus portadas para culpar a los estudiantes universitarios de los actos vandálicos y se dan vuelta en el tema de la manifestación a favor de los mapuches, dejando completamente de lado a los protagonistas de verdad, al tema que los convocó ese día para agruparse y luchar por quienes sin tener culpa de los errores de los incompetentes del gobierno, tuvieron que dejar de estudiar.


Es bastante válido manifestarse, pero hay que ser solidarios y saber cuándo y cómo hacerlo. Como siempre, la imagen del estudiante como delincuente queda en la retina de quienes se encuentran ajenos a las problemáticas sociales y que solo se dedican a criticar desde fuera y culpar a inocentes.

abril 29, 2006

El fenómeno Farándula

Para ser opinólogo se necesita ser imbecil, copuchento y no saber mucho de lo que esta ocurriendo alrededor del mundo, mientras se sepa lo que pasa con el o la modelo weca, el trabajo esta bien hecho.
Me resulta penoso que el diario más vendido sea aquel que ventila deliberadamente la vida personajes que gorrean a su pareja, que son golpeadas (os), que tienen hijos que no se sabe quien puede ser el padre, separaciones, entre muchos otros "temas" que bajo ningún punto de vista educan a sus lectores.
Más desagradable es darse cuenta, que los intelectuales de los medios de comunicación están desapareciendo y se están adentrando en cerradas esferas sociales, que dada su reducción numerica han perdido los espacios que les corresponde ocupar, como los programas de televisión por ejemplo.
La farándula se ha encargado de caricaturizar la imagen del intelectual, que a mi juicio es aquel que aprovecha los medios masivos para hacer duras críticas a nuestra sociedad, pero siempre presentando nuevas propuestas de mejora para el bienestar de todos y colocando temas que nos incumben a todos, en el debate político.
Hoy, sujetos críticos como Fernando Villegas, Alejandro Guillier, entre otros, son mirados por este público inculto como sujetos parcos y fomes, pero no lo son. Afortunadamente, aún se mantienen en CHV y por suerte aún hacen noticias.
La gente le teme al debate, preferimos dejar de lado conflictos limítrofes, evitamos hablar de la tambien farandulizada política y escondemos muchos conflictos sociales que siempre es necesario rescatar.
La farándula se adueñó de los matinales, las dueñas de casa ya no esperan escuchar al doctor que aparecía antes en el Buenos días a todos y encuentran el interés en el estúpido periodista Recartes Soto.
Estamos claros cuando señalamos que el rol del periodista es educar, informar y entretener, pero estan confundidos cuando estos se dedican solo a entretener, dejando a la verdadera información y a la educación en un segundo plano.
Me atrevo a afirmar que este fenómeno es como el axe. Discoteques repletas de gente para mover las pompas y chuchuquear al ritmo de exitantes chiquillas que mostraban sus pretuberantes pechos y redondos traseros. Ahora los kioskos se llenan de gente para comprar dos diarios en particular, que en sus portadas muestran minas wecas pero igualmente exitantes, ventilando su vida privada sin tapujos.
el axe se escuchó mucho, pero aburrió y murió. La farándula hoy se lee mucho, los aburrirá y ojala tambien muera.




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